jueves, 23 de julio de 2009

La sirena...

Niña errática y pequeña, siempre fuístes el principal entretenimiento de los hombres, todos te juraban amor eterno y todos te mentían, maldecida a vivir sin amor verdadero deseastes ser tan fría y serena como el mismísimo mar. Te pasabas horas mirando al mar, y llorabas desconsolada teniendo como único testigo el inmenso océano que siempre te escuchaba sin replica alguna. Con él llegastes a un oscuro trato, tú le jurastes amor eterno mientras que él te dio la templanza y frialdad suficiente como para no sucumbir jamás al amor. Tu corazón se volvió frio como el mas frio hielo, tu hermosa belleza delataba que provenías de la zona mas apartada del mar, quizás no tuvieses cola, pero tus profundos ojos y tu dulce voz te delataban...delataban que eras una sirena fuera del mar. Y pasastes el resto de la eternidad alimentando tu belleza con el amor de los hombres que osaron amarte.